Perseguido y amenazado varias veces, denunciado penalmente sin fundamento muchas otras, sigo aquí, a través del Periódico EconoticiaS, haciendo lo que más amo en la vida: periodismo como función social y como búsqueda permanente de verdad y justicia social.

2015/ Marzo/ Elecciones/ Por: Norbey Palacio Bolívar/

Hace 36 años llegué al barrio Rubén Cruz Vélez acompañando a mis padres, Heriberto Palacio Franco y María Fabiola Bolívar, que en paz descansen. Por razones de estudio retorné al municipio de Caicedonia, mi patria chica, y allí terminé la secundaria en el Colegio Cooperativo, luego de cursar hasta cuarto de bachiller en el Colegio Bolivariano.

Regresé a este Corazón del Valle, como tantos otros ciudadanos de los municipios vecinos buscando un mejor futuro, una fuente de empleo. Mi padre y mi hermano mayor me enseñaron todo sobre la venta de productos agrícolas, labor que desempeñé por varios años, llegando a ser Presidente del Sindicato de Vendedores de Productos Agrícolas de Tuluá. Fuimos con mi padre integrantes del grupo de hombres y mujeres pioneros de esa organización, al lado de hombres como Gildardo López y Darley Aguirre Tobón, ambos fallecidos y grandes maestros de la lucha sindical.

En el año 94, mi hermano Samuel Palacio me invitó a formar parte de un proyecto periodístico llamado EconoticiaS, el periódico de la comunidad, y con él emprendimos la dura batalla de editar un periódico en una región donde la inversión en publicidad no se ve como tal, sino como una ayuda al propietario del medio. Este proyecto de vida nos permitió conocer y vivir de cerca los problemas, dificultades y logros de las distintas comunidades, y poco a poco nos hizo parte integral de las mismas y un referente del periodismo comunal y comunitario.

Este ejercicio también me permitió llegar a los medios radiales: primero en Radio Reloj, como reportero ocasional del noticiero Alerta Valle del Cauca, gracias a don Godofredo Sánchez; y posteriormente ingresé como colaborador de don Jesús Salcedo Usma a Radio Sucesos RCN, en donde tuve la fortuna de compartir con William Loaiza Amador, Diego Fernando Cobo, Álvaro Arias Betancourt, Isidro Cuero Valencia, Carlos Arturo García., Manolo Ochoa, El Quique Barona, Carlos Efrén Sánchez, Alvarito Valencia, Ramiro Ospina, Orlando Rengifo y Fanny Julieth Londoño entre otros.


Cómo olvidar aquella linda experiencia del mejor programa de opinión de la historia radial de Tuluá, cuando con don Jesús Salcedo Usma, Luis Antonio Ávila Barbosa, Diego Cobo, Carlos Octavio Quitian y este servidor, realizamos la “HORA 21”, programa de opinión sobre temas políticos y de ciudad que puso en jaque a más de uno e hizo comprar radio a los alcaldes de tumo Francisco Gálvez y luego a Juan Guillermo Vallejo, hasta que fue censurado y cerrado por “Órdenes superiores” por decir la verdad.

Después de varios años al lado de don Jesús Salcedo, el señor Carlos Eduardo Soto me brindó la oportunidad de ser el Director de Noticias de La Cariñosa, cargo en el que estuve hasta el 31 julio del año 2011, y del cual salí muy seguramente por mi estilo de hacer periodismo, pues me atreví a cuestionar al alcalde de tumo Rafael Eduardo Palau y denunciar los desmanes del ejército con los campesinos, así como los incumplimientos y engaños de la empresa EPSA en el proceso de construcción de las dos centrales hidroeléctricas Alto y Bajo Tuluá, y los daños ambientales causados a la cuenca del Río Tuluá.

El día que me despedí fue el más feliz de mi vida, y no porque me fuera con rencor o con odios, he sido grato toda mi vida y lo seguiré siendo, pues ahí conocí y compartí con seres maravillosos como: Younier Ramírez, Marcela Cortez y los inseparables Luis Fernando Tijo Rincón y Gustavo Adolfo Mondragón, Carlos Humberto Castillo, dona Ruby, Oswaldo Castaño, y a todos y todas aquellas excelentes personas y profesionales pertenecientes a la familia RCN. Pero cómo no iba a ser feliz si mis oyentes, esa comunidad campesina con la que trabajé, e interactué como periodista a través de los dos noticieros, habían bajado en cuatro chivas para reclamar a la cadena RCN que no me sacaran, pues aquellos a los que visité tantas veces y con quienes tantas actividades comunitarias desarrollamos, sentían enorme gratitud y preocupación porque acallaban la voz de los que no tenían voz. Este regalo de la audiencia es un hecho sin precedentes en la historia periodística de Tuluá, y cómo no sentirse feliz de poder apreciar en vida el inmenso cariño de su gente.

Dios en su infinita sabiduría guía siempre nuestros pasos, y un ser humano maravilloso, con quien siempre nos ha unido una gran amistad y respeto, Don Ramiro Ospina Arango, era en ese momento el gerente de GUASCA FM, y me permitió revivir el Noticiero Regional Guasca FM, con el cual continuamos realizando nuestro periodismo social y de denuncia durante 29 meses, hasta que el propietario de esta emisora decidió darla en arriendo a Blu Radio.

Perseguido y amenazado varias veces, denunciado penalmente sin fundamento muchas, sigo aquí a través del Periódico EconoticiaS, haciendo lo que más amo en la vida: periodismo como función social y como búsqueda permanente de verdad y justicia social. Estigmatizado y señalado por defender a los campesinos y sectores sociales vulnerables, por denunciar la corrupción y enfrentar con la palabra y la pluma a los poderosos, por defender la paz con justicia social, el entorno ambiental y los derechos humanos, por clamar a los cuatro vientos que pare la guerra, que no haya más muertos, y que necesitamos una salida negociada al conflicto armado interno.

Hoy atendiendo el llamado de la comunidad campesina muy especialmente de empresarios, ganaderos, algunos dirigentes comunales, taxistas, comerciantes, artistas y de aquellos tulueños y tulueñas cansados de las mangualas y las coaliciones perversas que solo saben repartirse el erario de aquellos y aquellas que, al igual que yo, creemos que aún se puede cambiar este sistema y la manera de hacer la política, de aquellos que confiamos en dignificar la política, he asumido el reto de buscar una curul en el Concejo del municipio de Tuluá, sin una promesa distinta a seguir siendo el mismo, un hombre que no pretende llegar a la política a una cosa distinta que seguir sirviéndole a la gente, a seguir denunciando la corrupción y ejercer desde la Corporación Edilicia tulueña un verdadero control político y administrativo, de seguir trabajando de la mano con y para las comunidades, defendiendo desde esa tribuna los derechos de todas y todos.

No pretendo llegar al Concejo a conseguir riquezas extorsionando al alcalde de tumo o cambiando mi voto por contratos; no estoy ofreciendo cemento, lechona, puestos ni dinero a cambio de respaldos a mi campana. No es una obsesión personal ser concejal de mi pueblo, y será solo la voluntad de Dios primero, y luego la de quienes vivimos en este municipio, la de buscar entre todos un espacio en el Concejo para cambiar, muy seguramente, no en un solo periodo las viejas costumbres y vicios de la politiquería, pero sí para empezar a darle un nuevo rumbo a la dignidad de ser concejal y volver a aquellos tiempos en que serlo era todo un orgullo y no una vergüenza como lo es hoy.


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