2015/ Marzo/ Opinión/ Por: Daniel Potes/
La creación de un colegio de abogados y en general de cualquier colegio que agrupe profesionales de las diversas ramas de la academia supone y presupone un aporte al fortalecimiento de muchos procesos epistemológicos y dinamizadores. Un sábado 16 de diciembre de 1978, en la finca La Aurora, en el corregimiento de La Palmera del municipio de Tuluá, con once (XI) capítulos y numerosos artículos se estructuro la plataforma del Colegio con múltiples propuestas. Las mismas fueron expuestas por el doctor Carlos María Lozano y dentro de sus interesantísimas proposiciones estaba la del estudio e investigación de la ciencia jurídica (capítulo
I, artículo I).Ajena a cualquier clase de política militante, proponía una
constante capacitación profesional a sus asociados.
El
acta de constitución del Colegio de abogados del Centro del Valle del Cauca es
un documento valioso en una ciudad rica en valores intelectuales pero que al
mismo tiempo ha sido descuidada en su conservación documental y de hemerotecas.
El
día 21 de febrero de 1986, en un homenaje rendido al promotor de la Escuela Jurídica
de Tuluá, Lisandro Martínez Zúñiga, el colegio de abogados, orientado por el
internacionalista Ciro Moran Materón, asistieron los ilustres miembros
colegiados, entre ellos, Marco Antonio Arenas Cuesta, León Céspedes Marín,
Carlos María Lozano Colonia, Jairo Escobar Fernández, Ramiro Escobar Cuervo,
Bernardo Gálvez Cardona, Iván Gómez Jaramillo, Alberto Jaramillo Arango,
Gonzalo López Arango, Israel Moreno Cruz, , Rafael Moreno Cruz, Rafael Moreno
Cobo, Lucelly Puerta Puerta, Francisco Rioja Rioja, Jaime Sarmiento Otero,
Arturo Sepúlveda Toro, Jorge Urriago, Jorge Vásquez Motoa, Oscar Villa Gómez,
Jairo Salazar Espinosa, Isaías Fandiño Cobo, Eneida Rincón, Meyemberg Vásquez Castaño,
Cesar Tulio Gálvez, Gilberto Castrillón y Hernán López Ramírez, entre otros
ilustres juristas.
Es
curioso que el autor de la propuesta intelectual de la Escuela jurídica de Tuluá,
haya sido homenajeado por el colegio creado por Ciro Moran Materón, que en el
fondo es terreno fértil y aporte para que algo así, para que algo como la
Escuela jurídica de la ciudad del botánico Céspedes, fortalezca elementos de creación
y dinámica. Ciro es todavía su presidente.
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