2014/ Enero/ EconoticiaS/ Edición 93/ Historia/ Por: Omar
Franco Duque/
Durante toda la historia de Tuluá ha sido una firme aspiración pretender revivir los viejos caminos de los indios pijaos y paéces, que procedentes del Tolima, siguieron unas veces la ruta del río Saldaña otras la del río Cucuaná y hoya del río Amoyà, pasando por el páramo del mismo nombre, para comunicarse con los territorios que hoy forman los Departamentos del Valle del Cauca y Cauca.
Desde el mismo momento en que Juan de Lemos y Aguirre hacendado de Buga,
pidió permiso para abrir el camino a
Barragán, hasta nuestros días, se ha pretendido que el Valle del Cauca pueda
comunicarse con las localidades de Roncesvalles o Chaparral en el Departamento
del Tolima, para así acortar la distancia entre la capital de la República y el
puerto marítimo de Buenaventura.
El viejo camino
En el siglo XVII, más concretamente en 1654, Juan de Lemos y Aguirre,
mediante memorial dirigido a las autoridades del Reino, hace conocer su
pretensión de abrir un camino real para comunicar a la Santa Fè con el Reino
de Quito, y así incrementar el comercio
entre las dos capitales. Y tal como lo tenía proyectado, que comunicase “…al
valle que llaman de Tuluá, atravesando el páramo de Amoyá, para salir al valle
del Saldaña”, siguiendo así la ruta de
los indígenas.
Un año después, el 9 de agosto de 1655, Lemos y Aguirre celebró
Capitulaciones con el Gobernador de Popayán, don Luís de Valenzuela y Fajardo,
por las cuales se obligaba a abrir el camino de Barragán para salir al valle
del Saldaña, en el Tolima, recibiendo a cambio en adjudicación, las tierras de
San Juan de Barragán, Jicaramanta y Espíritu Santo (Roncesvalles), de las que
le dió posesión ante el Alcalde de Guadalajara de Buga, don Juan de Vivas
Cedano, el 4 de agosto de 1662. Lemos y Aguirre al pedir a posesión advirtió y
ello fue constatado “…que el camino que abrí está ya en uso muchos tiempos ha,
y por el entran y salen de estas provincias a la del Nuevo Reino todos los que
quieren, sin daño, pérdida ni avería alguna.”
Así, indígenas, criollos y peninsulares, utilizaron esta orientación
para su tránsito a territorios del interior que hoy son la capital de la
República. Desafortunadamente, según se conoce por crónicas, la belicosidad de
las tribus pijadas, originaron el despoblamiento de las tierras de San Juán de
Barragán siendo abandonado el tráfico por ese camino.
El Sabio Caldas en Barragán
En 1807, en un estudio sobre el estado de la geografía del virreinato de
Santa Fe de Bogotá, el prócer y sabio Francisco José de Caldas anotaba que la
comunicación y comercio de los pueblos que bañaban el río Magdalena con los que
habitaban las orillas del río Cauca se hacía por algunos senderos que cortaban
el tramo medio de los Andes. Y agregaba, que de los alrededores de Neiva y de
Tocaima, era preciso subir a los fríos rigurosos de Guanakas y de Quindío, para
volver a descender a Cartago y a Popayán.
Al relacionar en ese estudio los senderos que él transitó años antes y
que permitían la posibilidad de un paso más breve y cómodo que el erizado de
Guanakas, señaló que “…por los 4º de latitud boreal se hallaba otro sendero que
comenzaba en Chaparral y terminaba en Tuluá, conocido con el nombre de
Barragán”.
Carretera a Barragán
Debió transcurrir más de cien años para volver a hablarse de la posibilidad ya no de un camino o sendero, sino de una carretera que comunicara al Valle del Cauca con el Tolima. En efecto, en el siglo XX, a fines de los años veinte y principios de la década del treinta, empezó a proyectarse en la mente de los tulueños la construcción de la vía Tuluá-Barragán, con el fin no solo de desembotellar esa rica e importante región, sino para que sirviera más tarde de empalme con tierra tolimense.
En 1938 el ingeniero tulueño Enrique Uribe White realiza un trazado
mediante una línea geodésica recta, posteriormente llevada a plano
cartográfico, que unía las cúpulas de las parroquias de San Bartolomé de Tuluá
y la de la población de Roncesvalles. Este trazado permitió prospectar la
construcción de la vía Tuluá-Frazadas-Barragán. El 7 de diciembre de 1941, una
comisión de dirigentes cívicos de Tuluá integrada por Jaime Cruz Roldán, Carlos
M. Ortiz y Luís Carlos Santacoloma Sanabria, junto con el contratista Leocadio
Salazar, hacen la primera incursión sobre el terreno con el objeto de constatar
la ruta que se seguirá en la construcción de la carretera.
El poder comunicarse Tuluá con el Tolima llevó a interesar también a los
gobiernos de ámbos Departamentos. En la primera administración de Alonso Aragón
Quintero (1940-1942) se reúne en Roncesvalles el mandatario vallecaucano con el
Gobernador del Tolima, Rafael Parga Cortéz, quienes acordaron entonces
respaldar toda iniciativa tendiente a cristalizar con el tiempo este proyecto.
La vía cuya construcción había sido aprobada por el Concejo Municipal,
mediante proyecto de àcuerdo presentado por el edil Miguel Jerónimo Paneso
Oliveros, se inició el 6 de enero de 1942 arrancando del kilómetro 5 de la carretera Tuluá-La Marina-La
Moralia, en un tramo de 20 kilómetros hasta el kilómetro 24 ubicado en el sitio
de San Rafael, limite con el municipio de Bugalagrande. Posteriormente, con el
apoyo constante de la dirigencia tulueña y en especial de Federico Restrepo
White, propulsor de la obra desde el Concejo, la Asamblea, la Secretaria de
Hacienda Departamental y la Cámara de Representantes, los trabajos continuaron
sin ninguna interrupción hasta el Alto de San Rafael y luego hasta el puerto de
Frazadas, a 34 kilómetros de Tuluá, a donde llegó el primer vehículo automotor
el 28 de septiembre de 1945. La terminación de la carretera, tramo
Frazadas-caserío de Barragán fue financiada por la empresa Cicolac en convenio
con el Departamento del Valle e inaugurada el 10 de agosto de 1953.
Proyecto Japonés
A finales de la década de mil novecientos sesenta, una comisión japonesa
contratada por el Ministerio de Obras Públicas realizó los planos de una vía
que subiendo por Buga o Tuluá atravesara la cordillera Central. Este proyecto
fue desestimado por el costo que acarrearía la obra y por el impacto ambiental
en el ecosistema de la región.
Proyecto Tuluá-Chaparral
En octubre de 1989, los Alcaldes de Chaparral, Maclovio Alvira Jácome, y
de Tuluá, Gustavo Álvarez Gardeazábal, firmaron el sitio de San José de las
Hermosas el convenio por medio del cual los dos municipios se comprometen a
realizar la carretera Tuluá-Chaparral.
Inicialmente en el municipio de Chaparral construyó, con la ayuda de
Caminos Vecinales, Plan Nacional de Rehabilitación y el Comité de Cafeteros del
Tolima, la carretera que sube desde Chaparral hasta la Virginia-San José de las
Hermosas, Hacienda La Germania. Por su parte, el Municipio de Tuluá construyó
desde el sitio El Crucero, entre Barragán y Santa Lucia, cinco kilómetros hasta
la Campiña, quedando pendientes los trabajos de apertura de la vía que unirá la
Campiña con la Hacienda La Germania, en un tramo de aproximados once
kilómetros. No obstante este esfuerzo conjunto, se ha considerado que el
trayecto entre Tuluá y Chaparral es más largo respecto a la posible vía entre
Tuluá y Roncesvalles.
Proyecto Tuluá-Roncesvalle
El 4 de junio de 1999, en el Municipio de Sevilla, se firmó un convenio
interadministrativo por los Alcaldes Wilson Antonio Moreno Patiño, de esa
municipalidad; Fernando Amaya Duque, de Roncesvalles; y Ramiro Devia Criollo,
de Tuluá, por el cual se comprometían a realizar el trazado en nueve kilómetros
de la vía que conecta a la vereda La Unión, en Sevilla, hasta el punto
denominado La Línea, vereda la Yerbabuena, en Roncesvalles Tolima.
El 18 de abril de 2006 se reunieron en
Tuluá los alcaldes de Roncesvalles (Tolima), María Leila Cubillos Narváez; de
Génova (Quindío), Luís Alberto Gómez; de Tuluá, Juan Guillermo Vallejo Ángel; y
de Sevilla, Oscar Salazar Henao, con el propósito de materializar un convenio
macro que permita el desarrollo y proyección de las vías rurales
Sevilla-Barragán, Sevilla-vereda La Unión y La Unión-Barragán, proyecto para el
cual la Gobernación del Valle, en cabeza de Angelino Garzón, se comprometía a
aportar mil quinientos millones de pesos. El mantenimiento del anillo vial
Sevilla-Tuluá-Barragán-Roncesvalles-Sevilla-Génova, como circuito alterno, permitiría
el desplazamiento del centro del Valle del Cauca al interior del país con una
reducción de 250 kilómetros de vía.
El 13 de agosto de 2010, en el
corregimiento de Barragán, se encontraron los alcaldes de Tuluá, Rafael Eduardo
Palau Salazar, y de Roncesvalles Edwin Emilio Guayara Chávez, reunión de buena
voluntad en la que se acordó interesar a los parlamentarios del Valle y Tolima
para gestionar ante el gobierno nacional los recursos necesarios tendientes a
lograr la pavimentación inicialmente del trayecto Barragán-Roncesvalles, en un
tramo de 55 kilómetros, y posteriormente el tramo San Rafael- Barragán. Así
mismo los alcaldes firmaron un convenio para sacar adelante proyectos
productivos para la región en el campo ecoturístico, agrícola y pecuario.
Vía de interes nacional
El futuro de Tuluá en el centro del Departamento del Valle puede girar
mucho en torno de esa carretera al Tolima. El solo desembotellar la rica región
del cañón de Las Hermosas, posibilitando el comercio con la región
vallecaucana, será un polo de desarrollo innegable.
Además, la posibilidad de acortar la distancia entre Bogotá y
Buenaventura, abre la alternativa que en tiempo no muy lejano, usando
probablemente la carretera que por (Tuluá sube a Barragán) (ruta de Puerto Frazadas
o Monteloro) se llegue a Roncesvalles, como es la nueva propuesta y consiga
convertir esta vía en una carretera de interés Nacional.
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*Omar Franco Duque es periodista e historiador.
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*Omar Franco Duque es periodista e historiador.
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