Ya hay varias mini zonas rosas en el municipio, la calle 25, la trasversal 12, la vía al corregimiento de Aguacalara. Bares, ventas de comidas distribuidas en las comunas, las cuales poco a poco borran el ambiente familiar.
2016/ Edición Marzo/ Por: OLPALGIBE
El municipio de Tuluá por su historia, por su ubicación geográfica, por ser un paso
obligado de muchos pueblos se ha ido convirtiendo en una ciudad comercial, y
esto se refiere que una de sus fuentes económicas más fuerte es la venta de
bienes y servicios. Por otro lado el crecimiento demográfico, la población desplazada,
los campesinos que dejan sus parcelas porque no hay modo de subsistir, ha convertido
a Tuluá en una ciudad intermedia de tal manera que está en importancia por
encima de Palmira.
Esto
por supuesto hace que la ciudad exija progreso constante, que las diferentes
entidades públicas y privadas encuentren estrategias para traer fuentes de
trabajo, planes de vivienda, malla vial en buenas condiciones y trabajo social
con los jóvenes y las familias.
Este
crecimiento trae consigo problemáticas de gran envergadura, una de ellas es la
informalidad en el comercio, ventas callejeras, vendedores ambulantes y
estacionarios, ventas de comidas rápidas o fritangas, misceláneas, almacenes de
ropa, venta de licor, billares, etc.
Aunque
la discusión esté sobre la mesa porque se debe garantizar el derecho al
trabajo, a una vida digna, en muchos de estos casos con la informalidad se
vulneran los derechos del ciudadano en general.
La
historia nos recuerda que unos años atrás la Zona Rosa ubicada en el barrio El
Príncipe desplazó a muchas familias tradicionales del sector porque se
convirtió en un ambiente insoportable e insostenible sin que se pudiera cambiar
la situación y sin importar que ese uso de suelo solo era residencial.
Ya
hay varias mini zonas rosas en el municipio, la calle 25, la trasversal 12, la
vía al corregimiento de Aguacalara. Bares, ventas de comidas distribuidas en
las comunas, las cuales poco a poco borran el ambiente familiar y social de
estos sectores y las ventas de la zona centro. No hay control, hace varios años
veo como en la esquina calle Sarmiento con carrera 23 más exactamente en frente
de una droguería inició un negocio de ventas de frutas donde trabajaba una
pareja, hoy cada uno tiene un puesto diferente y dos más de otros comerciantes,
ya ni se ve ni hay por donde ingresar a la droguería ubicada en esa esquina.
Esta
es la tarea ardua que tendrá el abogado Carlos Octavio Quitan bajo la directriz
del mandatario Vélez Román. Es hora de dejar el discurso, las patrullas
ineficientes y el temor a las medidas impopulares, por supuesto es un problema
de años atrás, de administraciones pasadas pero si no se hace un alto y se
adoptan medidas esto reventará, la situación nos afecta a todos y a la sana
convivencia.
Hay
que diseñar políticas públicas reales y que no se queden en el papel o en
estudios millonarios, es necesario caracterizar este comercio y aunque por
ahora no se pueden erradicar ya que la solución no es atropellar, se tiene que
detener este crecimiento desaforado, hay que hacer la tarea y no dejar grietas
que pueda penetrar la corrupción que es el mejor aliado para la creciente de
estos fenómenos en las ciudades.
Construir
estrategias entre las mismas Secretarías, comercio, empresas privadas,
vendedores, en las cuales aunque haya que sacrificar algo también se obtenga
ganancia para todos. Será un proceso dispendioso e incómodo, de tiempo y hasta
con riesgos, pero se debe tomar la iniciativa, es el futuro de nuestro hijos y
también de esto dependerá que este territorio no sea uno más de nuestro país de
los cuales han crecido pero en forma desordenada y sin que se vea su desarrollo
porque son más grandes sus problemáticas las cuales los terminan ahogando. El
progreso es hacia adelante y se mira atrás solo para no repetir los mismos
errores.
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