Debemos castigar el cinismo de aquellos exfuncionarios, que como tal, ni atendían los ciudadanos o lo hacían de mala gana, no realizaron gestión alguna en beneficio de sus comunidades y hoy sin embargo se presentan como los salvadores, jugando con los campesinos, los desplazados y los sectores populares.
2015/ Junio/ EconoticiaS/ Editorial
Desde todas las campañas habidas y por haber y la gran mayoría de candidatos para las elecciones de octubre se viene pregonando y pidiendo a gritos el JUEGO LIMPIO.
Muy
usual y acostumbrado en la brega política predicar una cosa y hacer otra. Se
habla en los discursos de honradez, transparencia, honestidad y pulcritud si
llegan a los cargos para los cuales se postulan, como si eso fuera una virtud y
no un principio de elemental comportamiento de una persona decente, que además
por la Constitución y por ley está obligado a hacerlo.
Preguntamos
entonces desde este medio de comunicación. ¿Será juego limpio desprestigiar a
los contrincantes en la arena política o sonsacar a sus líderes con dinero,
puestos, contratos o promesas que jamás podrán cumplir?
¿Será
juego limpio aspirar a un cargo de elección popular aún a sabiendas que no se
tiene opción de llegar, engañando e ilusionando a sus seguidores con el único propósito
de negociar adhesiones o vender su respaldo a candidatos a la alcaldía, gobernación,
o asamblea?
¿Será
juego limpio como aspirante a un concejo ofrecer que se va a hacer rebajar los
costos o tarifas de los servicios públicos, realizar falsos trámites para
condonar multas de tránsito, comprometerse a pavimentar cuadras o vías, a
construir puentes, regalar cemento, viajes de arena y balasto, o dinero en
efectivo? ¿Será que pagar mensualidades a los mal llamados líderes para que
hagan el trabajo de engañar incautos es juego limpio?
Tampoco
puede ser juego limpio el recibir contratos de los gobernadores o alcaldes a
cambio de respaldos a sus candidatos a concejos, alcaldías, asambleas o gobernaciones.
Asi
las cosas aquí el sistema y la vieja forma de hacer la politiquería no permiten
una verdadera democracia, en este país se hace necesaria y urgente una
verdadera revolución en la conciencia de los ciudadanos para que mediante el
voto sincero, transparente e independiente, llevemos a ciudadanos honestos,
capacitados y de reconocido liderazgo a los cargos de elección popular. Llego
la hora de decirle a nuestros dirigentes, NO MAS MENTIRAS, necesitamos
propuestas y compromisos serios para resolver los problemas que agobian a la ciudadanía
en general, necesitamos hombres y mujeres comprometidos en la lucha frontal
contra la corrupción, pero no solo en el discurso, sino en la vida real, con
acciones verdaderas de denuncia encaminadas a combatir el peor de los males que
hoy y a través de los tiempos se ha carcomido a nuestro país.
Ha
llegado el momento del despertar, los ciudadanos de bien tenemos el reto de
asumir el compromiso con nuestros territorios y sus gentes, para elegir
personas que no solo atiendan, abracen, den besos, regalos, dinero y llenen de
promesas a las comunidades cada que hay elecciones.
Debemos
castigar el cinismo de aquellos exfuncionarios, que como tal, ni atendían los
ciudadanos o lo hacían de mala gana, no realizaron gestión alguna en beneficio
de sus comunidades y hoy sin embargo se presentan como los salvadores, jugando
con los campesinos, los desplazados y los sectores populares, que siempre les han
olido maluco, pero que extrañamente en época electoral se les vuelven tan
preciados; debemos castigar igualmente a aquellos que han traicionado la
confianza de sus electores preocupándose solo por las cuotas burocráticas, los
contratos y prebendas a cambio de aprobar todo sin chistar y guardando silencio
sepulcral ante las decisiones de los gobernantes que van en contravía de los
intereses de las comunidades, así mismo aquellos que nunca estaban, o siempre
se hallaban en reunión, que jamás contestaban un teléfono, pero que ahora si
reaparecieron como por arte de magia, también merecen nuestro castigo.
Si
de verdad el pueblo es coherente con lo que critica, no debe vender su voto, ni
su conciencia, hay que pasarle la cuenta de cobro a aquellos que han llegado a
la política con una mano atrás y otra adelante y se han enriquecido a costa del
erario, merecen castigo igualmente los dueños y dueñas de empresas politiqueras
que humillan, maltratan y le quitan parte del salario a sus cuotas burocráticas
o recomendados, al igual que aquellos que a través de la intermediación laboral
se enriquecen a costa del sudor de sus amigos.
Si
esto no sucede y la gran mayoría de aspirantes no renuncian definitiva y públicamente
a estas prácticas, ¿entonces de cual juego limpio estamos hablando? ¿No será más
bien DOBLE MORAL?
POLITIQUERO: Es aquel personaje cínico
y oportunista que aprovecha las situaciones para tomarse la foto, vender su
imagen para que crean que es la solución, para luego desaparecer y recoger votos
de incautos.
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