2014/ Diciembre/ EconoticiaS/ Por: Arbenis Petit López
Estamos viviendo cada día con mayor frecuencia los gravísimos problemas de delincuencia protagonizados por jóvenes que han convertido las calles de nuestras ciudades en lugares invivibles por la inseguridad que esos muchachos representan y lo peor es que no ha existido mecanismo para detenerla.
Siempre
hemos creído que gran parte de esa problemática radica en el denominado Código
de la Infancia y Adolescencia o Código del Menor que además de darles alas para
su accionar a la juventud le quitó a los padres de familia y educadores la
autoridad con la cual desde los hogares y las aulas escolares formaban a esa
muchachada y la encaminaban por los senderos del bien con excelentes
resultados. Estoy seguro que todos los padres mayores de 30 recordarán como
cuando llegaban sus residencias con una pluma fuente ,un libro o un objeto de
valor la pregunta de los papás era inmediata "de dónde sacó eso "y si
la respuesta no era satisfactoria se tenía que devolver a su propietario el
elemento llevado, ahora cuando el muchacho llega con una Tablet o un reloj
nuevo si al Padre se le ocurre preguntar por el origen de ese material la
respuesta es casi siempre "A usted que le importa " y hay que se
atreva a indagar más pues corre el riesgo que lo amenace el hijo con la ya
consabida frase de moda "No me viole los derechos o lo denuncio ante las
autoridades por abuso contra menor " y aténgase a las consecuencias.
Igual
les pasa a los Educadores que en nuestras épocas exigían y reprendían al alumno
que no cumplía con sus deberes y parte de su labor pedagógica iba encaminada a
formar personas de bien y cuando las cosas no se realizaban como era debido el
castigo no se hacía esperar y ni forma de protestar pues en los hogares los
padres se solidarizaban con el Maestro y la juventud crecía derecha y en buena
forma.
Pero
en la actualidad hay del docente que intente hacer algo parecido su denuncia no
se hace esperar y las autoridades a cumplir con su deber de aplicar las normas
o corren el riesgo de ser castigados ellos por no hacer bien su trabajo.
De
manera que pensamos que si en verdad hay voluntad de ponerle freno a la
delincuencia juvenil que nos está atropellando cada día más nuestros
legisladores deben mirar con detenimiento el tal engendro del Código del Menor
y reformarlo de manera que se les devuelva la autoridad perdida a Padres y
Educadores y así esperar que se pueda contar en el futuro con una juventud más
respetuosa, educada y menos violenta que la que tenemos ahora, O ME EQUIVOCO...
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