2014/ Marzo 26/ EconoticiaS/ Derechos Humanos/ Por: Samuel Palacio Bolivar/




     

“Violleta” favor pasar por su nueva contraseña”. Este llamado tan normal de escucharse en el interior de una Registraduría del Estado Civil, recogía en el fondo muchos sentimientos encontrados de una persona que desde que tiene uso de razón, recuerda que siempre le llamaron Miguel, porque al nacer sus padres así lo decidieron por las características biológicas que determinaron su sexo y por ende su nombre.  En ese momento los pocos usuarios que se encontraban en esta dependencia, no se percataban, de lo que estaba ocurriendo, pero si observaban con extrañeza, la cara diminuta llena de alegría, de esta mujer que respondía al llamado de Violleta.  Los únicos testigos silenciosos de lo que estaba ocurriendo allí, eran los funcionarios de la Registraduría Municipal de Riofrio y la Personera encargada de Tuluá, Luz Piedad Ruiz Alvarado, quién junto a dos de sus funcionarios, la habían acompañado hacer esta diligencia, en este vecino  municipio por ser oriunda de esta población. La joven no se las creía, pues había logrado gracias al acompañamiento y asesoría de la Personería de Tuluá, una identificación con un nuevo nombre que la hacía sentir mujer, dejando atrás la vieja cédula que hacía siete años, recibió con desprecio en esta misma oficina.
 
UNA VIDA NO FÁCIL.

“Desde  muy pequeño me di cuenta que quería ser mujer, pero fue solo después de que cumplí los 18 años que pude empezar mi transformación real,  aunque no me fue nada fácil, tuve que dejar mi casa porque mis padres son muy homofóbicos, y no entendieron mi condición, incluso prácticamente desde esa época hace que  no los veo”  recuerda con mucha tristeza, pero se aferra a la aceptación y respaldo que le han dado sus tres hermanos,  una mujer y dos hombres, con uno de los cuales es gemela,  y aunque compartieron el útero en un mismo embarazo y nacieron casi al mismo tiempo, no se identifican en nada en relación con su orientación sexual. “El al igual que yo, nacimos con el mismo sexo masculino, pero yo me identificaba más con mi hermana con sus comportamientos, mi forma de ser era de mujer, en cambio mi hermano si es todo un hombre”.

Recuerda que se sentía como disfrazado con la ropa de niño y por eso al cumplir su mayoría de edad empezó su transformación dejándose crecer el cabello y utilizando ropa de mujer, que era como se quería ver.

ME SENTIA MAL CUANDO ME LLAMABAN MIGUEL.

Recuerda las muchas veces en que se sintió mal,  especialmente en entidades del Estado como los Hospitales o en los Bancos, cuando delante de otras personas la llamaban por el nombre de Miguel y  la miraban como algo raro, la gente no entendía porque  detrás de las finas facciones de su rostro, su voz media aguda y sus pechos en su cuerpo mediano que la convierten en una mujer “trans” había un nombre tan masculino.

Por esta razón considera que todas las mujeres trans deben de cambiarse el nombre para de esta manera contribuir a que haya una mayor aceptación de la comunidad,  nosotras exigimos respeto, pero vamos por la calle llevando hasta treinta y cuarenta años un nombre de hombre, cuando queremos que nos vean como mujeres.

HA SIDO DISCRIMINADA

Comenta que estando en quinto semestre de sus estudios para profesora, se vio obligada a renunciar, por las presiones ejercidas por los padres de familia de los alumnos en los que empezó a realizar las prácticas,  “Me decían que con que moral yo les iba a enseñar, y otras frases que me hicieron llenar de miedo y mejor renuncie”.

UNA NUEVA VIDA

Violleta  considera que las principales problemáticas de las chicas o mujeres “trans” radican en no ser reconocidas por una gran parte de la sociedad, pues son vulneradas al grado de no poder crecer social y laboralmente. Por ello califica de gran importancia la Celebración de la Mujer “Trans”  que se cumplirá hoy miércoles 26 de Marzo en las instalaciones del Teatro Sarmiento, en donde en un acto simbólico recibirá de la Personera encargada Luz Piedad Ruiz Alvarado, la contraseña, con su nuevo nombre, que a su juicio la hace sentir más segura y que es una muestra que ya no están solas, que ahora cuentan con una entidad como es la Personería Municipal de Tuluá, que les garantiza el pleno goce de sus derechos.

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