Esta antigua casa del barrio Sajonia está llena de vida y desde las 2 de las tarde abre sus puertas e invita a todo el que quiera buscar un oasis, un escape o un descanso a esa vorágine que se ha vuelto la ciudad.

2016/ Edición Mayo/ Por: Juan Carlos Escobar


Una  casa  es  el  lugar  donde  vivimos,  nos  alimentamos,  dormimos, sufrimos y reímos en silencio, o acompañado; es nuestro mundo privado. Sin embargo, hay casas que no se parecen a las otras, una de ellas es La Casa de Todos.

Desde su mismo nombre esta Casa nos dice que aquí ya no vas a estar solo, que aquí se comparte o se aprende a compartir si no se sabe; se habla en voz alta, se piensa y se discute con respeto, se conocen amigos, se confabula para realizar sueños, se consiguen cómplices para hacer ideas extrañas. Se recrea eso tan utópico, pero tan esperanzador como lo es imaginar vivir en Comunidad.

Esta antigua casa del barrio Sajonia está llena de vida y desde las 2 de las tarde abre sus puertas e invita a todo el que quiera buscar un oasis, un escape o un descanso a esa vorágine que se ha vuelto la ciudad, la calle o nuestra a veces angustiosa vida diaria.

Parece pequeña La Casa de Todos pero no lo es, como no lo es tan poco la voluntad y el corazón inmenso y maravilloso de esa mujer soñadora que se llama Isabel López, su fundadora y principal cómplice en esta aventura. Este mundo tan sui generis que proporciona ese grupo de jóvenes, encargados de administrar La Casa, e Isabel, son un testimonio vivo de que más que dinero, siempre tan necesario para que estas utopías sobrevivan, lo que aquí sobra es solidaridad, compromiso, creatividad, ganas de soñar y de hacer realidad un mundo donde todos quepamos, nos reconozcamos y aprendamos a querernos unos a otros. La disculpa es el arte en todas sus manifestaciones, pero quien se anima a ir a La Casa de Todos encuentra en ella mucho más, algo tan necesario como escaso en estos días: afecto por montones.

Bienvenidos todos a esta Casa donde no se cobra la entrada, solo se pide que hagan oídos sordos a la envidia, al rumor, al chisme malintencionado de las personas que hace tanto dejaron de soñar y les falta la fuerza y el espíritu para echarse un sueño de éstos en la espalda. Gracias Isabel López por conspirar para que Tuluá y sus alrededores tenga un lugar diferente para ofrecer a los niños, a los jóvenes y a los adultos de espíritu joven. Gracias a los lectores por animarse a conocer La Casa de Todos; y sobre todo, gracias por confiar.

Informes: Carrera 24 No. 29-53, Sajonia | Tel: 2251125

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