2014/ Diciembre/  EconoticiaS/ Por: Marcos Montalvo Escobar/


En el confuso e impredecible panorama político, el ex alcalde Aimer Arango Murillo es mirado en importantes sectores de la comunidad tulueña como una  esperanzadora  opción para que, desde la Alcaldía, a partir del primero de enero del 2016, Tuluá tenga de nuevo liderazgo departamental y nacional y enfrente con éxito  los retos  para lograr el desarrollo y el respeto que se merece. Y lo consideran opción  esperanzadora porque como alcalde fue incluyente, respetuoso de las diferencias, porque  recibió  un  municipio dividido políticamente y lo entregó unido en todos los niveles con representación en el Departamento y la Nación, y porque ejecutó   múltiples obras, que ni sus sucesores juntos han podido superar.
En una de sus visitas a Tuluá, sostuve este diálogo con él para EconoticiaS:

¿Por qué decide volver a la actividad política  en  Tuluá  y  abandonar  la placidez de la cátedra universitaria?

Nunca me he retirado, no estoy volviendo porque siempre he mantenido el contacto  permanente  con  los amigos de Tuluá, con mi familia y con los amigos de nuestro   movimiento político, precisamente por eso  es  que hoy  estoy  atendiendo el llamado  que hace unos meses me hizo un grupo de tulueños conformado por amigos de muchos años, empresarios y líderes políticos, cívicos y comunitarios, muy preocupados por la anarquía que, según ellos, reina en nuestro municipio por la falta de liderazgo en todos los niveles y la atomización política causada por la mutua desconfianza que se  tienen los dirigentes. Y también porque añoran el respeto que como Alcalde tuve por la dirigencia política, cívica, empresarial, campesina y comunitaria,  la concertación que lideré, la cual     hizo posible la unidad ciudadana al punto que logramos recuperar nuestra representación en la Asamblea del Valle y en  el Congreso de la República, además del sinnúmero de obras ejecutadas con recursos propios, departamentales y nacionales. Me han pedido que aspire nuevamente a gobernar a Tuluá, porque el escenario que dejé no lo supo conservar ninguno de los dirigentes políticos locales.

¿Ante los cambios jurídicos en los campos administrativo y político, y los de carácter social, está usted preparado para asumir nuevamente la Alcaldía de Tuluá?

Le aseguro que estoy mejor preparado hoy que cuando fui Alcalde. Desde cuando dejé de serlo no he dejado de capacitarme y actualizarme como abogado y administrador público, he hecho especializaciones en Derecho Constitucional, Derecho Administrativo, Contratos Estatales, Derecho Penal y Criminología, Pedagogía Universitaria, y un Magister Derecho Constitucional. Y gracias a Dios, con uno de mis hijos, Ignacio, que también es abogado con varias especializaciones, frecuentemente discutimos sobre temas administrativos y políticos, como también lo hago con mis estudiantes en las universidades y otros catedráticos de las mismas instituciones donde enseño. Y en cuanto a los cambios sociales, los conozco porque me mantengo informado no solo por los más influyentes medios de comunicación y por la información que se obtiene a través del internet, sino porque he mantenido un permanente contacto y dialogo sobre los temas de ciudad con los ciudadanos tulueños y muy especialmente los integrantes de nuestro movimiento político. Por lo tanto puedo afirmar que tengo suficientes conocimientos para administrar y gobernar correctamente a nuestro municipio.

¿Cree que, le resulte posible ser elegido nueva-mente Alcalde de Tuluá?

Dadas las circunstancias políticas actuales están dadas las condiciones para ganar nuevamente la alcaldía, aunque esa será una decisión que tome después de terminar el proceso de diálogos individuales y colectivos que vengo adelantando hace varias semanas.; y, en honor a la verdad, he encontrado mucha disposición de las personas y grupos con los cuales he hablado de acompañarme en ese proyecto. Pero tampoco descarto en el eventual caso de no aspirar a la alcaldía la posibilidad de respaldar un candidato que le garantice a nuestro municipio la recuperación de su liderazgo, aplicando una política de concertación mediante el respeto de los derechos y el trato igual a los tulueños y a las tulueñas.

¿O sea que usted no tiene exclusivamente  el propósito de ser candidato y alcalde?

Efectivamente, pues como ya lo dije, estoy auscultando esa posibilidad porque quienes me han convocado quieren que Tuluá tenga un Alcalde capaz de recuperar el liderazgo perdido y de gobernar sin discriminación alguna, sin revanchismos, sin persecuciones, un alcalde  que tolere las diferencias y las opiniones de los demás así   le sean adversas. Recuerde usted, que, al igual que hice con todos sus colegas, le respeté su manera de hacer periodismo, que ni  siquiera intenté ejercer presiones indebidas en los medios de comunicación para acallar voces contrarias o para favorecer mi gestión administrativa o la de alguno de mis colaboradores. Un alcalde así es el  que  quieren quienes me han invitado a recuperar el liderazgo perdido y es el que, sin lugar a dudas, necesita nuestro municipio, sin importar si soy yo u otra persona.

¿Entonces el Ingeniero José Germán Gómez García no es ese alcalde?

Jajajaja… ¡Usted y sus preguntas mi querido Marcos!.. Usted me conoce y sabe que me he caracterizado por el respeto y el no intervenir ni criticar la gestión de las administraciones de turno. Será la ciudadanía y la historia la que juzgará si José Germán Gómez ha cumplido o no, si ha sido un buen alcalde o no. Para la muestra un botón, hoy veinte años después de haber sido alcalde, la historia y los tulueños me siguen recordando como el alcalde de la concertación y de las múltiples y grandes obras, lo que me ha permitido recorrer permanentemente a nuestro municipio recibiendo el cariño, afecto y reconocimiento de mis conciudadanos.

¿Está decepcionado de él, usted que fue su mentor pues en su administración fue colaborador suyo y también lo respaldó hace 4 años?

Siempre he pensado que los alumnos deben superar a sus maestros. Él ha tenido todo para repetir o mejorar lo hecho en mi administración. Pregunte usted, amigo Marcos, como periodista a los tulueños, que ellos muy seguramente en su sabiduría popular le darán la respuesta correcta. Él sigue siendo mi amigo y lo sigo respetando.

¿De esos treinta y más aspirantes a la Alcaldía, encuentra usted alguno que encaje dentro del modelo que buscan las personas que lo hicieron vislumbrar la posibilidad de aspirar nuevamente a la alcaldía de Tuluá?

Mire Marcos, esa cantidad de pre-candidatos y candidatos es una prueba evidente de que no hay liderazgo en nuestro municipio. Recuerde que en mi administración fue posible una gran concertación que permitió elegir un alcalde con la mayor votación de nuestra historia local, casi 40.000 votos, obtener un escaño en la Asamblea con la mayor votación del Departamento, de los cuales 17.000 fueron de Tuluá; y tener representación en el Senado de la República y en la Cámara de Representantes. Y recuerde también que esa gran concertación política la definimos nosotros. Desde entonces eso no ha sido posible, y es precisamente eso lo que hoy está reclamando Tuluá, liderazgo, concertación y unión de las fuerzas vivas de la ciudad para volver a tener la representación perdida.

Por esa falta de liderazgo y las circunstancias que rodean cada una de las aspiraciones, amén de la desconfianza existente entre la misma dirigencia tulueña, creo que no va a ser fácil encontrar una persona capaz de repetir o superar aquella época. Sin embargo reconozco que entre los actuales aspirantes hay personas con gran trayectoria en la política y en la administración pública, con capacidades y cualidades para gobernar y administrar a Tuluá. Lo ideal es que a quien respalden las tulueñas y los tulueños, pueda lograr posicionar a Tuluá nuevamente en el escenario nacional y departamental como lo hiciera en mi administración y como se lo dije anteriormente me encuentro muy bien preparado para repetir y mejorar lo hecho en mi anterior gobierno.

¿Entonces, cuál es el camino a seguir?

Sin duda alguna, la concertación. Es urgente y necesario retomar ese camino para recuperar el liderazgo perdido para que Tuluá tenga nuevamente representación y sea respetada en los escenarios departamental y nacional. No hay otra opción diferente.

El camino ha sido, es y seguirá siendo, la política de concertación, del diálogo, la inclusión, el respeto por todos los ciudadanos, los gremios y los distintos sectores sociales de la ciudad. La capacidad de gestión y ante todo la transparencia y pulcritud a la hora de manejar los recursos públicos y algo más importante aún, generar las políticas públicas necesarias que nos permitan rescatar la cultura ciudadana, para generar la confianza, la solidaridad y la gratitud, valores hoy perdidos en nuestra sociedad. Pero si se quiere la más grande virtud y necesidad de un gobernante es la independencia a la hora de tomar las grandes decisiones.

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