Hacemos responsables al señor Teniente Coronel Carlos Caicedo Bocanegra, Comandante del Batallón de Alta Montaña N0 10, a la señora exsecretaria de Gobierno Municipal, Marcela Santamaría, de nuestra integridad física, de nuestra libertad y nuestra vida.

2016/ Edición Marzo/ Por: Norbey Palacio Bolívar


Por haber asumido, como periodista y defensor de derechos humanos, la defensa y el acompañamiento de los procesos de organización del campesinado tulueño, he sido amenazado, estigmatizado, perseguido y ahora me quieren hacer encarcelar.

Todo concatenado a hechos propiciados por el suscrito como las denuncias que generaron la destitución y encarcelación de la Personera del municipio de Tuluá, Beatriz Eugenia Jiménez Gonzales, las relacionadas con la presunta corrupción en el Plan Municipal de Aguas, otras hechas en los medios de comunicación donde he laborado, sobre las violaciones constantes y permanentes de derechos humanos por parte de algunos miembros del Ejército de Colombia, adscritos al Batallón Batalla Palace, a la Brigada Móvil 20 y el Batallón de Alta Montaña N0 10, debidamente documentadas, soportadas con pruebas y de manera pública, pues nunca he actuado por debajo de la mesa como ahora pretenden hacerlo ver.

Así mismo mi participación activa en actividades legales y públicas realizadas por organizaciones campesinas como ASTRACAVA, la Coordinación Campesina del Valle del Cauca, y la Red de Derechos Humanos del Suroccidente Colombiano Francisco Isaías Cifuentes, como las conmemoraciones del día de las Victimas del Paramilitarismo en el Valle del Cauca, la Audiencia Pública de Derechos Humanos realizadas en el corregimiento de la Moralia y el gran Cabildo Abierto de Derechos Humanos realizado en el Honorable Concejo de Tuluá, en el cual se documentó públicamente las denuncias

de las violaciones de derechos humanos por parte del Batallón de Alta Montaña No 10 contra los campesinos afectados en casos como intento de violación, acoso sexual, participación e intimidación en la jornada electoral para la Presidencia de la República, invasión de morada, invasión de espacios prohibidos por el Derecho Internacional Humanitario, ( escuelas, colegios y puestos de salud), aprovechamiento indebido de las fuentes hídricas y los acueductos rurales, uso y consumo de sustancias psicoactivas, interrogatorios a menores de edad, empadronamiento de campesinos y retención de documentos de identidad y equipos celulares por tiempos no autorizados por la ley, así como señalamientos directos a campesinos de ser milicianos o guerrilleros insinuándoles de manera directa que se desmovilicen.

Pero al parecer el detonante lo constituyó el haber aceptado la propuesta de un numeroso grupo de campesino de que aspirara en su representación a una curul en el Concejo de nuestro municipio, lo que produjo los celos, odios e intrigas de quienes han comercializado los votos y la voluntad del campesinado para enriquecerse a su costa, manejando los proyectos y recursos que, en su nombre, han conseguido con el estado en sus distintas expresiones pero que solo han servido para engordar sus bolsillos, pues es muy poco lo que ha llegado a las comunidades campesinas. Estos otrora dueños de los votos campesinos no dudaron como siempre en echar mano del juego sucio y rastrero de politiqueros baratos para empezar a rodar el cuento que no podían votar por Norbey Palacio, al Concejo porque era un aparecido en la región y porque además era respaldado por ASTRACAVA, que según estos politiqueros era el brazo político de las FARC en la región, cosa que nunca han denunciado ante las autoridades y que por el contrario se precian de ser sus amigos y apoyar algunas de las actividades de esta organización campesina.

El hecho de que líderes tan importantes como el señor Isaías Mosquera Mosquera, doña Yanubis Sierra, acompañaran este proyecto político atravesándoseles a los intereses politiqueros de los gamonales de la región, los convirtió inmediatamente en sus enemigos naturales e igualmente en presuntos guerrilleros o auxiliadores de la guerrilla. El señor Mosquera, desde hace 22 años reside en el corregimiento de la Marina, es desplazado y víctima del conflicto armado colombiano e incluso trabajo políticamente en el grupo de aquellos que hoy nos señalan de guerrilleros. Por su parte la señora Yanubis Sierra, es una mujer campesina desplazada del corregimiento de Santa Lucía por la guerrilla de las FARC, que se capacitó y aprendió no solo a defender y reclamar sus derechos sino que, desde hace varios años, ha apoyado y enseñado a los campesinos a hacer lo mismo. Paradójicamente a esta mujer honesta y trabajadora, por el solo “delito” de haberme acompañado políticamente, se le señala de ser colaboradora de aquellos que un día la sacaron corriendo y con el encapillado de su lugar de residencia.

De ASTRAVACA, les puedo informar públicamente, como lo he hecho siempre, que es una organización campesina, con documentos de reconocimiento del ministerio del Trabajo, cuyos presidentes incluso han sido condecorados por el honorable Concejo Municipal de Tuluá, que tiene asiento y representación en el CMDR y que además ha firmado convenios y ha ejecutado proyectos con las administraciones municipales de Tuluá y que hasta hoy ni los señores del ejército, la policía, los organismos de inteligencia, o los órganos de control han manifestado públicamente que tengan señalamientos o cuentas pendientes con la justicia.

Las cosas llegaron a tal punto que en la campaña al Concejo miembros del ejército le tomaban fotografías a la publicidad de Norbey Palacio Bolívar y preguntaban quién es ese señor y que cada cuanto iba a la región, pese a que en la región hubo pasacalles y pancartas de otros candidatos solo se enamoraron de las mías, tal vez anticipándose al slogan de la nueva administración Tuluá una ciudad que enamora, lo que para el caso era entonces Norbey Palacio, un candidato que enamora.

El pasado mes de diciembre, más específicamente el 7, día de las velitas, se llevó a cabo una reunión de la Mesa Municipal de Victimas, y allí la señora Irma Tulia Escobar, miembro de la misma e integrante de la Mesa Nacional de Victimas, hizo pública una denuncia muy grave que nos dio el campanazo de alerta. La señora Escobar pidió se le permitiera leer un documento que según ella era un presunta denuncia realizada ante una Fiscalía de Tuluá por parte de la señora MARIA YENNY OSPINA GUEVARA, quien coordina la Mesa Municipal de Víctimas, en la que aseguraba había sido amenazada por la guerrilla pero en la que involucraba a otras personas incluida a Irma Tulia Escobar.

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