Con el tiempo aprendimos que el marketing político se especializó en venderse al mejor postor, al más bandido (o bandida) que les contrata con una misión específica: ocultar el rostro deshonesto de quienes se enriquecieron robando el patrimonio público en cargos de elección popular.
2015/ Edición Agosto/ Por: Alexander Escobar


Difícil resulta que un político genere confianza en la población. Miles de millones de pesos invertidos en propaganda son solo eso, propaganda. Coloridos papeles y vallas publicitarias que venden ilusiones de propuestas políticas que los candidatos dicen defender, pero que jamás van a cumplir. Nada en ellos es creíble. Porque con el tiempo aprendimos que el marketing político se especializó en venderse al mejor postor, al más bandido (o bandida) que les contrata con una misión específica: ocultar el rostro deshonesto de quienes se enriquecieron robando el patrimonio público en cargos de elección popular.

Para aquellos que aprendimos lo deslucido que es un carro por debajo, difícilmente nos pueden deslumbrar presentándolo bonito por encima. Así es prácticamente toda la política en ejercicio, como un carro por debajo que los publicistas venden mostrando la parte mentirosa de sus puertas, pintura y cojinería.

Pero el tiempo también enseña a distinguir el hombre honesto del deshonesto, a quienes están con el pueblo o en contra de él. Sin embargo, no todo está perdido. En la primera de estas distinciones encontramos a Norbey Palacio Bolívar, experimentado periodista y hoy candidato al Concejo de Tuluá que nunca tuvo en mente postularse para cargos de elección popular, a pesar de ser de uno de los más preparados para ello.


Es quizá Norbey uno de los pocos candidatos, en mucho tiempo, que realmente es postulado por diversos sectores de Tuluá, siendo el sector del campesinado el más representativo en respaldarlo. Y tienen razón para hacerlo, en tanto que son ellos quienes reconocen en Norbey Palacio Bolívar la persona que les acompaña desinteresadamente desde décadas atrás, a diferencia de los mercaderes de la democracia que, en época electoral, aparecen ofreciendo hojas de zinc y bultos de cemento para comprar consciencias despojadas de dignidad.

Ver: El día que los campesinos bajaron a respaldar a Norbey Palacio

Para Norbey el respaldo ha sido público en visitas a corregimientos, veredas y asambleas campesinas. ASTRACAVA, Asociación de Trabajadores Campesinos del Valle del Cauca, también ha manifestado acompañarle, afirmando que “su honestidad y responsabilidad, su capacidad de liderazgo y gestión, su creatividad y su incorruptibilidad, son algunas cualidades que como persona lo califican para ser un digno representante de los trabajadores del campo y de los sectores populares de la ciudad”.

Ver: organizaciones campesinas oficializan respaldo a Norbey Palacio

Otros hechos de importancia se suman dando credibilidad a la candidatura de Norbey Palacio. Sectores de la política que jamás habían participado en elecciones ni brindado respaldo a candidato alguno, hoy están en la campaña. Tal es el caso del Movimiento Político y Social Marcha Patriótica que en rueda de prensa oficializó su respaldo, siendo la primera vez que este movimiento acompaña una candidatura en el municipio, y convirtiéndola en las pocas que Marcha Patriótica apoya en el departamento.

Muchas características hacen de esta candidatura un hecho trascendental en la política de Tuluá. Décadas de experiencia periodística en favor de la comunidad, y su férrea lucha contra la corrupción, son algunas de ellas.


Estos y otros factores convierten la campaña al Concejo de Norbey Palacio en excepciones de la política que hasta para mí, que soy un escéptico, ahora me digo que de vez en cuando vale la pena votar. Y hacerlo por Norbey, para recordar que aún hay gente decente y consciente en este país, es una responsabilidad ética de todos los sectores de la sociedad tulueña.


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