EPSA PREPARA AMARGA
NAVIDAD PARA LOS CAMPESINOS DE SAN ANTONIO EN EL CORREGIMIENTO DE MONTELORO.
Por Norbey Palacio
Bolívar. ECONOTICIAS.
Hace diez años largos
un puñado de familias se asentaron en unas tierras abandonadas por sus
propietarios por el accionar del conflicto armado. Cada familia tomó un pedazo
de tierra o parcela que le permitiera sembrar y cosechar lo necesario para
sobrevir con sus hijos.
Se organizaron en
Junta de Acción comunal debidamente reconocida por el departamento jurídico de
la Gobernación del Valle, han vendido desde hace varios años trabajando en la
ASOCIACIÓN DE PARCELEROS DE SAN ANTONIO y se encuentran ubicados en jurisdicción
del corregimiento de Monteloro a dos horas en carro del casco urbano del
municipio de Tuluá.
Desde el inicio de su
posesión de estas tierras han tenido que vivir en medio del conflicto armado,
de la guerra, y padecer la estigmatización por parte de las fuerzas del orden
por presuntamente se guerrilleros o colaboradores de la guerrilla, inicialmente
por la brigada Móvil 20, el Batallón Palacé y ahora la Brigada Móvil 10 y
unidades del Batallón Palacé.
Aun así, han resistido
convencidos que no tienen más a donde ir ni de que vivir. En su trabajo
comunitario y en asocio con la empresa privada y entidades del gobierno, han
logrado construir escuela, cancha de microfútbol y ejecutar varias obras de
arte para el adecuado mantenimiento de la vía.
Con la llegada de la
EPSA con los proyectos de las Centrales alto y Bajo Tuluá, llegaron los
problemas, primero que habían comprado
sus tierras a los legítimos dueños, el ejército al servicio de la multinacional
EPSA, y por supuesto defendiendo el capital extranjero ha hostigado de
distintas maneras a los parceleros al parecer buscando su desplazamiento, no de
otra manera se explican los distintos comportamientos inadecuados de miembros
de la fuerza pública, tales como la interrupción reiterada del servicio del agua, las detenciones
arbitrarias, la invasión de la morada de los campesinos, el interrogatorio a
menores de edad, las prácticas de tiro y lanzamiento de morteros generando
pánico y zozobra en la población campesina muy especialmente en los niños y las
niñas, generando incluso la muerte de semovientes con estas prácticas, entre
otras.
Desde hace un mes
aproximadamente se empezó a visitar a por lo menos a siete de los parceleros, uno por uno, primero por parte de un señor suboficial del ejército adscrito al
Batallón Palacé con el argumento de que ellos eran los dueños de esas tierras y
que necesitaban que les vendieran la posesión o mejoras en los mismos para
construir una base militar con helipuerto incluido, luego el mismo oficial
visitó al señor presidente de la junta en la escuela de la vereda y le increpó diciéndole que necesitaba sus datos y su número de cédula y que se presentara a
la base más cercana o a las instalaciones batallón Palacé, que porque era el
quien no le dejaba vender las parcelas a los campesinos y que ellos eran los
verdaderos dueños de esas tierras, pues se las habían comprado a sus legítimos dueños,
incluso entregándole un número celular de quien dijo ser un funcionario de la
EPSA, encargado de las negociaciones de las parcelas.
En la denuncia
presentada por los parceleros ante la Personería de Tuluá, los campesinos
afirman que el señor suboficial del ejército y otro que dice ser un funcionario de la EPSA les
han manifestado que les dan dinero por sus parcelas pero que esas tierras ya
son de ellos y que las necesitan, en esa misma denuncia los campesinos han
solicitado al ministerio público se concerté una reunión con el Coronel del
Batallón Palacé, directivos de la EPSA, y los parceleros, para tratar este tema
tan delicado pues consideran que este hecho se constituye en un
desplazamiento
forzado.
Lo grave de la
situación es que empleados de la EPSA, según denuncian los campesinos a este
periodista, han iniciado el cercamiento con alambre de los predios de los
parceleros argumentando que esas tierras son de la EPSA porque ya se la
compraron a sus verdaderos dueños.
Una amarga navidad
para estas familias cuyos hijos, niños y niñas han empezado a preguntar: “Papá,
mamá y si nos sacan de aquí para donde nos vamos a ir”.
Señores EPSA, señores
militares de la zona, señora Personera, señor Defensor del Pueblo; quienes de
ustedes le pueden responder a estos niños y niñas estas preguntas?
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